viernes, 13 de febrero de 2009

Antes de dormir...


Heme aquí desquiciándome, fugándome. Cada paso que no he dado, duele, ya lo siento en mis pies. He empezado la incesante búsqueda de mi rostro; entre la tenue claridad que me ofrece la pantalla, que no es suficiente para refrescarme la memoria. Ciertamente hace falta más para entenderme, necesito más que mis propias líneas para quitarme el pasado de los párpados, y así evitar que al cerrar los ojos tenga contacto con aquellas imágenes.
Una palabra, un intento más por borrarme un poco de angustia de ser yo. Cabizbaja, una transeúnte más mi conciencia me sigue. La desprecio, no por imprudente, por el contrario; por ser ella quien me despierta cuando decido quedarme en casa.
Cómplice es mi pesimismo, quien se alegra cuando le evoco. Malhumorada mi suerte, se ha escondido. Mientras que ilusionada malgasto mis horas. Ay, soledad enséñame tu idioma, como puedo comunicarme contigo, que de tantos intentos he tenido que recurrir a la hipocresía.

Cuanto te necesito silencio, tú serenidad y tú desapego del mundo artificial al que me abrazo cada día más fuerte.
Afortunada ha sido mi desdicha, que ha podido convertirse en letras. Letras que una a una me liberan de este miedo, de esas ganas de huir que me atrapan. Y heme aquí arriesgándome, jugando a manejar mis ideas, tratando de complacer a este ser impetuoso, hostil, sentimental y loco que soy yo misma.

domingo, 8 de febrero de 2009

Cuánto cuesta perseguir un sueño??...


¿Cuánto cuesta perseguir un sueño?......la verdad no lo sé, me respondí en voz baja después de preguntármelo. Y me hundí en un profundo silencio. Es difícil derrocar la duda, superar la idea del que el miedo puede devorarme, y yo sin empezar.
Ocuparme ocho horas de mi empleo me hace creer que merezco una recompensa, exacto, el principio de mi anhelada huida a un lugar que no se parezca al oscuro que tienen mis ojos. Mi equivocación es grande, y me rio de tristeza por esa ingenuidad que aún sigue acompañándome; con la que justifico tal barbarismo de progreso. Ojalá todo fuera tan simple como inquirir y encontrar, así no tendría que levantarme cada mañana, ni tendría que esperar mi día de descanso para asistir al ocio. Yo francamente no me resisto al sueño, soy su puta…me toma cuando quiere, y la verdad es delicioso. En ciertas ocasiones no logro evitar su placar, tan solo es el hecho de sentir mucha motivación lo que me hace huir de la cama.
He descubierto que mientras transcurren los días, se vienen más obligaciones frente a mí, y todo por buscar la fórmula del éxito. Mi espalda se queja, mis ojos aún más, cuanto extrañamos esos días de secundaria donde solo conocíamos la escuela y era mi madre quien solventaba los gastos de mi vida. Pero sin duda cuanto disfruto saberme útil para mí.
Si he de llegar a ese lugar que miro en mis ensoñaciones, pues que venga lo que venga, me lo digo como segunda respuesta. Ya sea cuestión de suerte o de esfuerzo, la experiencia de caminar hacia ese destino que tiene la desventaja de no ser alcanzado; me inquieta, me apasionada y pone al borde mis convicciones; exaltando mis agallas, lo que me hace pensar que quizás, quizás si las tenga.

miércoles, 4 de febrero de 2009

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Estaba vagando, vagando en mi propio yo, quizás para mirar siquiera mis rastros y recordar los propósitos que ayer enliste. De verdad que valen la pena. Debería secarme las lágrimas y olvidar este vacío que el amor me ha dejado. Cuánto añoro mis sueños, mis ganas de progresar, el ímpetu que antes me gobernaba.
No me equivoque porque eso fue lo que quise vivir, aunque la forma como me desprendí de mi, duele, arde; consume mi tiempo, veo las horas escurrirse bajo de la puerta, me arrastro, las sigo; vanamente claro, no hay misericordia para un ser que no se ocupa de sí mismo, lo peor de todo es que me cuesta aceptarlo. Y sin querer me vuelvo a mentir, me juro que hoy sí es el día.
Hoy ya es tarde, mi cuerpo me exige dormir, mis ojos están cansados y yo también quiero tirarme en la cama. Mañana pensaré en no levantarme, en rendirme, en botar las esperanzas que los ángeles me han dado; pero no soy capaz de despedazarlas tan cruelmente. Recapacitando se que ha sido difícil sembrarlas, y quiero verlas crecer y dar frutos
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